Las costillas de cerdo pueden prepararse de muchas maneras, ya sea al horno, a la parrilla, para freír o asar. Sin embargo, independientemente de cómo cocinarlas, una de las claves para que las costillas queden melosas y te hagan disfrutar del placer de la carne se encuentra en tratar a la misma con un adobo que le de sabor y aumente la jugosidad. Existen multitud de modos de adobar las costillas, desde las recetas más clásicas hasta las más modernas y arriesgadas, como las costillas de cerdo a baja temperatura.
¿Con qué adobar las costillas de cerdo?
La forma más clásica
El marinado habitual de este tipo de carne suele ser con pimentón (dulce o picante, según el gusto), añadiendo vinagre, sal, ajo y las especias que más te gusten. Es una preparación que utiliza ingredientes básicos de la cocina, por lo que no tiene una gran dificultad ni es necesario acudir al mercado con una lista gigante de alimentos que se tienen que comprar.
Marinados americanos
Otros estilos de macerar la carne son con salsa barbacoa o miel y mostaza, ideales para esas largas comidas en el jardín o en la terraza con invitados. Dan un toque americano a nuestro plato, ya que son originarias de este país. La salsa barbacoa suele ser utilizada para carnes a la parrilla, o bien, sirviendo de acompañante para la carne previamente asada. El adobo de miel y mostaza se utiliza habitualmente para las costillas al horno, haciéndolas tener un aspecto verdaderamente agradable y sabroso por el color dorado que presentan. Siempre pueden ir acompañadas con unas patatas de guarnición, para hacer más atractivo el plato.
Para los más atrevidos
Si te gusta innovar y buscas algo más original, las costillas de cerdo a la cerveza te interesarán, ya que es un ingrediente cada vez más utilizado en el arte culinario. Pueden cocinarse al horno, asadas o a la barbacoa, y se debe elegir una cerveza de calidad, ya sea dulce, o tirando a aquellas hechas con malta tostada, para dar un sabor más intenso al plato, dependiendo del gusto de cada uno. Este elemento estrella hará que la carne quede con un sabor exquisito y sustancioso. Si no te gusta la cerveza, también pueden ser adobadas con sidra.
Asimismo, un modo singular de adobar las costillas, para paladares más fruteros, es con gremolata de manzana y menta. Es un macerado más fresco, que permite lograr unas costillas muy tiernas junto con una cocción a bajas temperaturas, compensando la grasa natural que contiene esta carne.